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Mostrando entradas de junio, 2010

When you don't need an answer

When no one steps on my dreams there'll be days like this When people understand what I mean there'll be days like this Acabo junio como quise empezarlo, con Van cantando algo sensiblón.

el patio de mi casa

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Hace unos años me dio por destripar canciones populares infantiles en un intelectualísimo esfuerzo por hacer algo por este país. Hoy retomo la tensión al ver una foto -la semana pasada me compré una inmortalizadora y no hago otra cosa, madre- del patio de mi casa, que es particular y cuando llueve se moja, como los demás. Tranquilos que no hay arrebato destructivo, es sólo que al ver la foto me he acordado de la canción y al repasarla mentalmente me he dado cuenta de que al diablo con la tontería. Que dice estupideces, pues sí, y las que digo yo a lo largo del día ¿qué? Me gusta cantarla con mis chiquitines, así que supongo que estaré envejeciendo y pronto seré la abuelita esa del cuento (o la mía misma, tan pequeñina ya) que tenía un xilofón. Diosssssss, estaba buscando una foto de la portada del libro de la abuelita y sus canciones para colgarla aquí y de segunda mano se vende por 300 pavos. En algún lugar tengo una joya, pero ¿dónde?

Contra todo pronóstico...

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... me subí al escenario y hablé delante de toooooooooooda esa gente. (y ya confirmo que ha nacido una estrella) o así

"Zumbaba el gran silencio de las dos de la tarde"

Sé que mis palabras no llegarán a los ojos de las personas que ayer pasaron a formar parte de mi historia. Aún así, las escribo pensando en ellos con toda mi admiración y una gratitud que abarca el mundo entero. Llegué pasadas las nueve de la mañana y salí cerca de las diez de la noche con la sangre renovada, gracias a una persona que un día se levantó y dio un poquito de sí para que otra mejorara su condición. Afortunadamente yo estoy bien, y la transfusión de ayer fue una especie de inyección de vitaminas que no supone diferencia entre vivir o morir, pero a miles de personas el gesto solidario y tan valioso del que regala sus órganos les ofrece una oportunidad única de sonreir. En mi caso, espero poder hacerlo pronto con la fuerza que hasta ahora me ha faltado. Me impresiona pensar (y desde ayer lo hago con frecuencia) en la sangre que da vueltas ahí dentro, que ya no es sólo mía y que ahora debe ser fenomenal, no sólo porque me haya disparado la hemoglobina sino por lo reconfortante

Por supuesto

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Villa no ha metido el penalti porque yo no estaba mirando. Una llamada de teléfono -¡quién llama por teléfono cuando juega la roja! ( normalmente yo, que soy bastante inoportuna , ja)- me ha despistado treinta segundos de la tele, los decisivos. Justo cuando más me necesitaban voy y desvío la mirada (y la atención) de las piernas de turno. Me siento fatal y sólo espero que españa me perdone. En el próximo silenciaré hasta el cargador.

Un libro que no

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No suelo ser públicamente crítica con lo que leo porque parto de un conocimiento previo aterrador: la enorme dificultad que entraña pensar y llevar al papel una historia, qué digo una historia... algo, lo que sea. Escribo de libros que me entusiasman, que en un momento me hayan podido interesar, de frases que me hacen pensar, de ideas que llaman a gritos mi atención, pero nunca dedico un pensamiento público (por supuesto, en petit comité soy una apisonadora) a esos libros que ni blanco ni negro, sino todo lo contrario. Todavía no tengo claro si romper o no el silencio, si comentar abiertamente el libro que acabo de leer. Un libro que -escribir es complicado blablablabla- me parece una auténtica tomadura de pelo. Es una historia muy ligerita -eso ya lo intuí cuando lo compré (¿y por qué lo hice? Porque me sentía un mucho hundida y la portada estaba llena de colorines, ya ves)- de unos hermanos que pasan un par de días absurdos tomando el sol. Un argumento sobrecogedor (lo sé, ay), un es

Un día leí

Un día leí Cuando Joana Carda hizo una raya en el suelo con la vara de negrillo, todos los perros de Cerbère empezaron a ladrar, y 412 páginas después me había convertido para siempre (según confirmé con los años) en una fanática de historias terriblemente densas en fondo y forma, de lectura difícil y planteamientos muy audaces. Hoy, de todo lo leido me quedo con todo y me apetece enlazar un texto que rezuma ternura, sabiduría, encanto, talento y humildad, con el deseo de que despierte alguna emoción dormida.

¡Ostras!

Están echando Yo, Claudio en uno de los nuevos mil canales de mi televisor.

El paseo...

...millonario. Es el libro que acabo de terminar. Se trata de una novela localizada a caballo entre Bogotá y Madrid que gira en torno a un secuestro exprés. Se mezclan un buen montón de personajes, los protagonistas muy bien caracterizados, me ha parecido. La estructura, el tema, el lenguaje, las situaciones hacen que el libro sea muy dinámico, de los que se leen en una tarde. Después de una larga temporada de lecturas densas, no me ha sentado nada mal remolonear por el jardín -los pies descalzos encima de una mesa, los juegos de fondo de C&M- y la novelita de intriga entre las manos ha resultado todo un acierto. Me he aficionado a la infusión de romero. Buenísima para la anemia -qué cosas- y muy reconfortante en estos días tan raros.

Deambulando

De la cocina al salón y ya se me ha olvidado a qué venía, así que subo a recoger lo de la pisci, pero qué pereza. Mejor bajo a la cocina y me preparo un té. Me quedo mirando por la ventana el jardín tan de lluvia y cuando me despierto, bah mejor lo dejo para luego (el té) y me pongo con la cortina de fotos (por cierto, esa es otra!). Mientras reordeno todo sobre la mesa del salón veo dos libros que deberían estar arriba. Los subo y me entretengo colocando unos cuadernos de tapas rojas (ya quisiera...). Ahora sí que me tomaría un té. Vuelvo a darle a la kettle y regreso a mis fotos. Olvido que el agua ha hervido y se vuelve a enfriar. Así llevo la tarde y lo peor es que tengo que dejarlo todo a medias. Me voy. Por la noche retomaré estos domésticos paseos de no tener muy claro a qué dedicar el tiempo.

Stuck in second gear

Just-ironed and plenty of time to do nothing, and I am not in the mood for... for? It seems I feel a bit no-no today. Thinking on it I have just realized I am in a perfect mood for the godfather . Gosh! Isn't it weird for such a brilliant holiday? Too late for the book fair. I mean, I haven't feel like getting dressed on time. I hope I go this weekend to talk on writing with that old mate of mine that have started appearing on tv (damn it!). I have just left such a tense tiring week I really don't feel like doing nothing but breath. I hope this is the reason for both this listless and the feeling that my writings are D.O.A. The very thought of chocolate and Vito relives me a bit, so here I go!

...and the night holds the secrets of the sleepy lagoon

Hay una cancioncilla que aunque busco no encuentro, con la que me hubiera gustado empezar mi junio bloguero (el ordinario está organizado). Evening in June. Deliciosa y muy apropiada para un estado de ánimo como el que luzco sin ir más lejos hoy. Otra cosa es el cansancio. He empezado el mes por los suelos, a ver si el jueves remonto, qué digo remonto, camino para atrás para -si eso, ya el lunes- empezar la carrerita de la carrerilla. Por lo demás bien, todo más o menos en orden. Un poco nublada, como el amanecer (qué calor ayer, ¿no?), pensativa por Retahílas , de Carmen Martín Gaite y por unas fotos de las que he sido depositaria que me quieren robar la sonrisa, oyes.