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Mostrando entradas de febrero, 2011

tengo una debilidad

Tengo varias, para qué andarme con medias tintas, pero hace unos días que doy vueltas a ésta que hoy cuento, que se llama enrique bunbury. Me vais a decir que va de tío intenso -como si los demás estuviéramos aún por alfabetizar- que tuvo muchas ganas de parecerse a jim morrison (supongo que a estas alturas ya lo habrá superado), que pone caras raras y que es un engreido pero es que me da igual. La primera vez que le ví, que por cierto fue la última, era telonero -con héroes- de loquillo (si echáis cuentas oh oh estoy en la flor de la vida). Hasta aquél entonces, qué cosas, me emocionaba esto . A partir de aquélla noche pasé a esto otro y de ahí a todo lo demás . No me considero frikifan, es más bien una debilidad imperecedera que de vez en cuando retomo en el coche o en la cocina con un micrófono de zanahoria. Es como esa cosa tan cursi de volver a casa... Le escucho y tachán lo que se remueve por ahí dentro reconforta. No pasa nada. La vida va bien. Ahí está el chuli para cantármelo.

un post ñoño

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El fin de semana pasado tuve dos posts en la punta de los deditos, pero entre unas cosas y un domingo vomitón me da que ya nunca serán. En su lugar, ayer temprano (en la ducha) consideré la conveniencia de introducir aquí a mis hermanos meteorólogo y mini. Este arrebato de amor fraternal muy pero que muy poco frecuente se debe al último correo de meteorólogo, que dice nube lenticular troncocónica espectacular que he cazado esta mañana yendo a esquiar… la calidad no es buena pero se aprecia lo brutal que es! (y la foto). Hace mil años me preguntaron si meteorólogo y yo éramos gemelos. Por supuesto no –yo soy mucho (mucho) mayor y responsable- pero es cierto que tenemos una especie de telepatía cósmica excepcional ( ejem, tenemos que hablar ). Por ejemplo, sé que se estará tronchando con esto y que estará pensando algo del tipo es rara de cojones, pero sin tacos, que es muy fino. Meteorólogo ha sido mi compañero de infancia, me ha chantajeado hasta el fin, me creó un complejo descomunal

qué mierda

A mi tía Mamen -la que me regalaba libros de Gloria Fuertes- le diagnosticaron hace cuatro meses un cáncer chungo que la ha catapultado con carácter preferente y urgente a unas cuantas pruebas, varios diagnósticos, citas con cirujanos, coordinadoras de cirujanos, radioterapeutas, quimioterapeutas y algún otro que me dejo por ahí. Todo esto y por fin la citan el día 28 para contarle el protocolo de la lucha contra su enfermedad. Mi tía Mamen, si para entonces está para estas bagatelas, votará en mayo a súper espe fijo, a pesar del desprecio que ha demostrado hacia los miles de ciudadanos madrileños que agolpan las listas de espera y colapsan -gracias a su sonrisa franca- pruebas y especialistas. Me parece una soberana desfachatez por su parte que haga campaña así, porque a pesar de todas las condolencias (por supuesto, por supuesto) esta señora ya ha hecho su campaña electoral. Su valentía, su fuerza, su aplomo y su elegancia la hacen flotar ya en el espacio exterior y ¿quién le mencion

vértigos de esos

Ayer por la tarde compartí con C el viaje en coche más asombroso de mi vida. El trayecto era fácil, volvíamos a casa de nuestras cosas. - ¿Puedo poner esto? - Sí, claro. ¿Qué es? - Perlas ensangrentadas - ¿la de Alaska? - Sí, ¿la podemos poner muy alto? - ¿Bromeas? Estás hablando con la maldita reina del car scream, y … La interroguéeeen el cameriiiiiino sobre la mueeeerte de Reneeeeeé, me contestoó con evasiiiiiiiivas, no sé, no seeeé, no sé, no seeé. En no llegó a dos segundos C se transformó en una C desconocida. Se revolvía con espasmos dinarama ahora arriba ahora abajo miro a la izquierda miro a la derecha y con los brazos hago así. Al principio me debatía entre mirarla sin piñarme con el coche (aquí tuve que usar mucho el reojo) y luchar por mantener mi título ése del scream. Al final paré el coche en mitad de la calle (las cosas buenas de vivir en un pueblo) y me dejé llevar con la boca abierta de par en par. Definitivamente es mi viva imagen, pero hasta ayer nunca lo hubiera di

qué pereza

Me encantaría que el primer correo de la semana fuera emocionante, amoroso, divertido, cariñoso, entretenido, sugestivo, enternecedor, desternillante, interesante, fenomenal, sorprendente, desmedido o cualquier cosa que se os ocurra, y sobre todo me gustaría que fuera de alguien cercano y amigo o lejano y profesional, cualquier cosa menos los anodinos correos de Eugenio Rielo. Eugenio siempre quiere algo tedioso, como cambiar la hora del ensayo o informarme de que el sábado dejaron dos sillas mal colocadas por unas prisas súbitas que a mí qué más me da. Cada amargolunes enciendo el ordenador y -aunque una ya es consciente de que al otro lado no va a estar indiana jones- la decepción es brutal. No falla. Eugenio pelma Rielo en negrita tiene que comunicarme algo con mucha educación. Ni siquiera puedo considerar la opción evidente se-ha-enamorado , Eugenio Rielo no tiene intereses más allá de los estrictamente organizativos. Le gusta organizar. Le gusta dar el coñazo. Quiere las cosas a

de pitufo gruñón

Hoy toca gris y lluvia y el alma se me contagia de pesadumbre y humor del malo. De momento no me he deshecho del pijama, que no es algo que me espante, aunque sí me da un poquito de pena porque qué pereza vestirme para salir a dar un paseín que huela a mojado. Como hoy estoy de no pues no me apetece nada de nada, pero no quiero dejar pasar la oportunidad de contar el espanto del último superventas del hiperlibro: 1001 libros infantiles que hay que leer antes de crecer . ¿Es en serio necesario editar gilipolleces como ésta? ¿Ya no vale decidir? ¿Hasta en esto nos tienen que regalar el derecho a no pensar? No tengo en casa el bodrio de la cerillera ¿y qué? en serio ¿y qué? Con el reclamo de Blake Quentin en la portada (memorable ilustrador de “famosas” narraciones infantiles) nos intentan hacer pasar por el aro. Ya no tenemos de qué preocuparnos. En serio que no. ¿Que quieres que el chiquitín lea? Nada como un vistazo al gran gurú de los libros infantiles de ayer y hoy. Te lo venden como

sensitive

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Hace unos cuantísimos años diseñé en un arrebato las cortinas de mis pins sin imaginarme la sonrisa de ayer, cuando al entrar en la habitación de M me sorprendió una sombra en la pared. Cuántas veces no apreciamos estas cosas tan simples, capaces de abrir un paréntesis en una clara tarde de febrero. Estamos tan acostumbrados a mirar sin ver que nos perdemos casi toda la magia de la vida. Ahora, pensando en estas cosas, me doy cuenta de que ayer tuve unas cuantas dosis de magia. (i) Una persona a la que apenas conozco me regaló unas entradas para un parque de esos en los que C&M disfrutan mucho y yo vomito, (ii) M estuvo en el médico por la mañana, lo que me permitió desayunar con él mami-quiero-churros, (iii) hay a quien leer estas cosas que escribo le hace sonreír, (iv) estuve practicando con C una postura de yoga de relajación, (v) me reí hasta llorar hablando con unas amigas de mis problemas con las mancuernas o (vi) ese momento de paz entre cuatro y cinco menos cuarto en el que

Delicada como una riedel

Debe resultar dramático ser espectador de la exhibición que pongo en marcha al hacer eso tan desagradable de deshacerme de mis residuos orgánicos y plásticos. Eufemismos aparte, debo dar risa tirando la basura. Lo he pensado esta mañana, mientras empujaba con un dedo la maldita bolsa orgánica, la otra en el suelo, el pie levantando la mugrienta tapa del contenedor (nunca lo suficiente, demonios ¿por qué?) y los pulmones al límite del colapso. La experiencia empezó anoche -uffff, mañana que no se me olvide sacar esto de aquí- siguió cuando llegaba a trabajar -mieeerdaaa se me ha olvidado la basura en casa, bbffff vengavavuelvo- y ha terminado un rato después -con fastidio- en los contendores. Además de este tema tan roñoso confirmo los rumores: Hoy voy al gimnasio. Por supuesto me he comprado un fashiongymkit con varios repuestos por (i) si me pasa eso tan curioso de sudar y (ii) no pienso repetir colores por lo menos en mmmmm….. ¿un par de semanas? Hoy voy de malva y blue navy, con una

lo que leo - sin novedad en el frente

Lo malo de proponerse tareas es obligarse a cumplirlas. La idea de escribir sobre libros con británica puntualidad (domingo de madrugada) puede ser supercali... en el mundo de las ideas. Pero llegan las semanas con sus chorradas y se acumulan obligaciones y desaparece el tiempo y la tarea, que es ya obligación, deja de ser espontánea y en qué estaría yo pensando en diciembre, que alguien me lo diga. Todo esto para contar que hoy tampoco critico, sino escribo que empiezo otros dos libros. La puerta de la luna , con el subtítulo cuentos completos , que es un libro obligación (ay cuando le confiese al librero que me he echado a la espalda otra). Es una recopilación de los cuentos de Ana María Matute de la que tendré que elegir un texto para el encuentro literario que organizo algunos viernes por la tarde. Prepararlo y pensar en hacerlo me da una pereza bárbara, pero la verdad es que cuando llega el momento disfruto bastante de la experiencia. La idea es entregar un texto a las 8/9 persona

miedos y resacas

Hoy me he despertado con un dolor de cabeza formidable. Me encantaría decir que anoche me cogí la curda de mi vida, pero como sólo trasiego trinaranjus de limón mentiría y me sentiría mal por mentir y ¡qué demonios! ¿no es ficción esto que hago? Pues sí, MENUDO RESACÓN el de esta mañana de invierno, qué carajo. Como soy una madre responsabilísima hoy los pins se han saltado el cole, imposible abrir los ojos con ese dolor de luz. Medio me he puesto un antifaz, que es una cosa absurda que me compré para cuando me creo Holly (si no os encanta desayuno con diamantes no sabréis de lo que hablo), pero el deber es algo que ya llama por teléfono y sobre las nueve estaba arrastrándome al té. Me encantaría llevar la vida ordenada de las mujeres sanotas, deportistas y entusiasmadas con la alimentación natural y el feng shui (y juro que lo intento, lo intento lo intento y lo intento) pero soy terriblemente imperfecta. Vale. Ya lo he dicho. No me sale lo de los desayunos completos con zumo de nara

ternura

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Ayer por la tarde me dio un arrebato de amor maternal. Primerito aviso en cursiva: me espanta que los niños tengan deberes en casa. Soy de la opinión de que después de las horas de cole deben tener la tarde para jugar. Y fomento mucho esto, tanto, que cuando C tiene más de una hora de obligación post cole me arrebato un huevo. Ya tendrá tiempo de estudiar y reestudiar y trabajar y pasar la noche en blanco. Con 9 años debe dedicar el tiempo a jugar, a saltar, a hacer la croqueta en el jardín, a hacerse una casita con la manta, a maquillar a su hermano o a mangarme la ropa para disfrazarse . Hablo de C porque M es aún pequeño para multiplicar y pasa laaaaaargas tardes de niño. Pero ayer trajo deberes (parece ser que se perdió una clase en una nube de sueños de piratas y espías) y quiero escribir de la ternura que me produjo ayudarle a escribir. Se sentó muy formalito, abrió el cuaderno, cogió el lápiz al revés, le dio la vuelta, sacó la lengua, balanceó las piernecitas cruzadas y A Luis

Celia con Z

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Es una súper amiga a la que tengo más abandonada que a un perro en vacaciones. Y esto es un decir, claro, que yo no soy de esas; es más bien la vida, que no me acaba de dejar sacar la cabeza de la alcantarilla. Toooooodos los días me despierto y pienso de hoy no pasa -bueno, lo que pienso es más bien del tipo maldiiito aparaaato de miiiieeeerdaaaaa, pero lo segundito es hoy la escribo, hoy la llamo, hoy me presento en su barrio y la busco hasta el fin, hoy lo dejo todo y le pido asilo político. ¿Qué me dejo entre el pensamiento y la acción? Pues no sé. Tengo la excusa de los pins, y la del trabajo (ésta no es concluyente), y la de los 50 kilómetros que nos separan y la de que –salvo obligación o tortura- no soy muy telefónica… y si le dedico un rato al fascinante mundo de los pretextos seguro que encadeno otros mil y pico. ¿Lo peor? Cuando se me adelanta y me envía un mensaje o se hace ver. Aaaayyyyyy, entonces me siento fatal y se me pasan las ganas de escribirla por vergüenza mortal

terror en el hipermercado

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De vez en cuando un catastrófico error de cálculo me catapulta a una gran superficie comercial, de esas llenas de brillos, olores y colores tan seductores que me lo envuelve todo para regalo, por favor. Una vez, sólo una vez, me adentré en el resplandor con emoción contenida. Trabajaba en profacility (la mejor empresa de gestión de inmuebles de espaÑa) y acababa de descubrir el interesantísimo mundo de las cesiones de mall, que es una chorrada pero qué bien queda en cualquier conversación empresarial, oyes. - Estamos negociando las cesiones de mall del LunaLlena - ¿En serio? ¿Estáis gestionando el LunaLlena? ¿Cuándo estará operativo? Y así hasta el infinito y más allá. A lo que iba... que aunque los centros comerciales me espantan, hoy he sucumbido a los cantos de sirena (sirena... andy y lucas... en fin, qué más da) de uno de ellos y aaaarrrghhhhhhh en el comercio cabecera -ese que es como ir al campo pero todo junto- he descubierto dos cosas no sé si raras o tristes. La primera es qu