Entradas

Mostrando entradas de mayo, 2011

de compras

no sigo tendencias, no soy chupi, no me cambio el color del pelo, pego más en la casa de la pradera que en desayuno con diamantes y sí, me cabrea ir de compras. Y me cabrea por varias razones. Y las voy a contar, claro. No os queda otra. Antes de nada, esto viene a cuento de ayer. Ya habréis barruntado que tuve la mala idea de ir a comprarme unos vestiditos de flores para saltar conjuntada entre las amapolas y que por supuesto volví vacía de vestiditos y llena de cajas de chocolate. Vamos al despelleje. ¿La ropa trendy es fea o es que yo no me entero? Llego a cualquier tiendecita y en la misma puerta me empiezo a poner de mala leche. Vestidos tremendos a un lado, camisolas (sólo la palabra ya merece un post) de estampados frenéticos al otro. Y otravezno,porfavor quehayaalgo, por favor. A veces hago el intento de dar un paso al frente. Incluso puede que llegue a tocar alguna prenda. Es más, puedo hasta atreverme con el precio. ¿65 EUROS ESTA MIERDA? No hay paciencia en el mundo que pue

de posts y weirds

Ayer leí un blog neonato (qué palabrón, no?) y me dí cuenta de la evolución de éste que escribo y de la mía en lo que respecta a la forma de hacer frente a las nuevas entradas y a los sufridos lectores. Cuando empecé no tenía mucha idea de qué contar y cómo escribir. Pensaba demasiado en mis escasos fans, en no cagarla. Cuidaba las formas y procuraba ser objetiva. Desde la distancia me recuerdo muy encorsetada y eso que a mí lo que opinen los demás me trae al pairo (ni me imagino los comienzos de alguien más sensible al mundo exterior). Yo empecé a escribir gracias a facebook, después de un periodo bastante turbulento. Tenía cosas que contar pero me temo que fb es una herramienta un poco limitada en lo que respecta a las relaciones personales. Tus “amigos” no tienen por qué entenderte, ni siquiera tienen por qué tener interés en lo que cuentas, ni siquiera tienen que ser “amigos”... un fallo de concepto que ya corregí, retomando la herramienta como forma de comunicación con personas a

musiqueando

En ese volver del que hablaba el otro día también he recuperando la música por las mañanas, la música a la hora de comer, los bailes de cuando estoy sola o desgañitarme con las canciones que sacan lo mejor de mí. Ayer sin ir más lejos tuve una buena ración (i) de locura musical antes de yoga y (ii) de bailes mientras se me quemaba la cena (consejo básico: nunca os creáis jim morrison con una cuchara de palo de micrófono). Reconozco que me hice un lío de impresión, saltaba de Joe Cocker a Los Nikis, de Jaime Urrutia a Aerosmith. Pasé por Antonio Vega, los clash, counting crows, Enrique Bunbury, Elton John, Sabina, Los Ronaldos, PJ Harvey, REM, the waterboys… A primera vista casi todo muy ochentero. A primera vista, que también tuve lo mío con Belle and Sebastian (consejo chulo: dadles una oportunidad). De todo este carajal, ayer me quedé con los españoles de la edad de oro y acabé la noche cantando y haciendo bailecitos por el salón (consejo útil: nunca comáis chocolate antes de dormir

maldición

me he quedado dormida en el sillón (es que he llegado demasiado relajada de yoga) y de camino a la cama he hecho dos cosas horribles, tan tan horribles que el sueño se ha esfumado y ahora no me queda más remedio que dedicarme un rato a las escribiditas. La cosa uno ha sido instintiva. Del sillón a la habitación necesariamente paso por la cocina y aunque la cabeza estaba más en la almohada que otra cosa, los malditos pies me han llevado a la nevera y las manos han cogido un trozo de chocolate. Demonios. Tengo que hacer algo con la autonomía de mis extremidades. No puede ser que pasen del cerebro de esta manera. La otra ha ocurrido mientras me comía el chocolate y un poco por hacer tiempo. Remierda. He encendido el ordenar para comprobar unas cosillas y aquí estoy, con el chocolate digerido y lo de dentro de la cabeza en ebullición. Repasando el día, hoy yoga ha sido chupi. Ya lo escribía antes, he conseguido un estado de relajación brutal. La pena es que lo que me ha devuelto al mundo h

me estoy quitando

He descubierto con horror que soy adicta al iphone. Ya lo venía barruntando desde hace días, pero hasta esta mañana no he tenido confirmación. Lo positivo es que me he puesto manos a la obra y después de una urgente discusión jekyllhyde he conseguido vencer el instinto animal de comprobar correos, mensajes, actualizaciones de facebook y últimas noticias antes de salir de la cama. Y qué ansiedad, oyes. El reto de hoy era mantenerme desconectada hasta que los pins estuvieran en marcha y lo he conseguido, lo que no quiere decir que no me haya lanzando con avidez al aparatito antes de desayunar. Como soy tan cabezona y como he decidido que esto no me apetece, he planeado un programa progresivo de desenganche que acabe con esta tendencia tan nefasta antes del lunes. Tengo a favor un fin de semana en el que pienso volver a disfrutar de la primavera, de hacer poco, de C&M, de las páginas en blanco, de la lluvia prevista y de mmmmmmm por fin dormir. Total, que el entorno seguro que ayuda a

he vuelto

Vale que no he estado dos meses leyendo a Eudora Welty. Vale que no, pero los últimos acontecimientos no me han dejado mucho tiempo que dedicar a los libros y ahora toca rehacer la lista de pendientes, tocada pero nunca hundida. De momento y para ir recuperando el hábito, el otro día me compré éste que veis ahí al lado. Como aún ando con resacas varias sólo leo de noche y hasta que pierdo el conocimiento, que es más o menos al abrir el libro, peeero no es lo mismo éste dormirse prontito, con la ventana abierta y un libro entre las manos que llegar de madrugada, desorientada, tropezando con un desorden de semanas y tirarse encima de la cama con los vaqueros puestos. Durante los últimos meses, ya digo, he leído poco y mal. Relatos cortos, fundamentalmente, pero sin llegar a acabar ningún libro. Eudora Welty, Roberto Bolaño, Juan Leyva, Cortázar… un batiburrillo fenomenal de historias a medias que tendré que retomar este verano, a la sombra de mi árbol preferido. Pero hasta que lleguen lo

el día más largo

empezó a las siete de la mañana en casa de Aurelio, con una reunión de valientes dispuestos a desayunar en condiciones para aguantar sin desmayos hasta la madrugada. El día más largo fue por supuesto ayer y para evitaros el mal trago de leer esto hasta el final sí, ganamos las elecciones. No con mayoría suficiente para gobernar en solitario (quién sabe si para gobernar), pero en un pueblo de la sierra de madrid los progresistas lo hemos hecho tan tan tan bien que hemos sido la fuerza más votada, consiguiendo además ampliar el respaldo de nuestros vecinos con respecto a todas las elecciones anteriores. Dicho esto, paso a contar la jornada, que fue un horror. Bueno no, antes tengo que agradecer a todos mis compañeros su apoyo, sus sonrisas, su buen humor, los momentos que hemos vivido, los que nos quedan, los abrazos, la complicidad, la confianza, que estemos tan unidos, esos bizcochos, su generosidad sin límites, sus cabreos, que me dejaran libre la mañana de mi cumpleaños, que tengan

pensar

Hace unos días me chapurreaban de política con la vehemencia zafia y falsa de el gato al agua . Y viene esta reflexión a cuento de la sofisticada lobotomía que practican los medios de comunicación en cerebros a priori desarrollados. Entiendo que la repetición contínua de argumentos e insultos sarcásticos, unido al gen “para qué vamos a pensar”, consigue el efecto de que el sujeto pasivo interiorice afirmaciones a las que no da ni media vuelta, porque no tienen media vuelta más que nada. ¿En qué momento de la vida una persona formada pierde el sentido crítico? ¿Por qué de repente alguien decide dejar que otros piensen por él? Me asombra el grado de asunción de doctrinas huecas, basadas en el insulto y en el miedo, porque no nos engañemos, el ataque siempre se debe al miedo. Me resulta increíble que la gente se deje llevar por creadores de opiniones subjetivas (cuando no manipuladas), que no se tenga espíritu crítico para -a partir de una opinión, deberían ser varias contrastadas pero es

con todo mi cariño os digo

que la acampada en la puerta del sol es una mamarrachada soberana. Como tantos otros curiosos -que es la especie que más abunda en el epicentro del movimiento- me dejé succionar hasta el centro mismo de la plaza... y puedo decir que nada. Llegué predispuesta a la indignación y me fuí pensando que no están indignados, que lo que les ocurre es tan simple como que no tienen otra cosa mejor en la que invertir el tiempo. Están aburridos, no indignados, y allí se quedarán hasta que llegue el veranito y se trasladen a ibiza. Se quejan de un sistema y están organizando otro terrible y extremadamente burocratizado (por dios que no lo saben ni explicar), al más furioso estilo monty python. Hemos cambiado la organización de los subcomités Desde ahora tenemos siete. Os los enumero Educación y cultura Sanidad Teatro y performance Política Economía Infraestructuras y Pensamiento Perdona... ¿Y feminismo? ¿Feminismo? No ese no está, pero creamos un subcomité especial de feminismo Yo, aquí tío... ¿Y lo

YO

Cosas de esta vida tan paradójica... si ayer escribía sobre compartir, hoy lo que me pide el cuerpo es hacerlo sobre el egocentrismo, sobre esos mundos ajenos que giran alrededor de un YO gigante, enorme, colosal y tan tan brillante que sin mis gafas jackie me cegaría, tanto se parece al sol. ¿Qué puede llevar a personas del montón, iguales, con problemas, con una casa, con diarrea cuando toca, sin cualidades especialmente especiales , con aliento mañanero... qué demonios se activa en un cerebro para que estos tipos se crean masters del universo? Podéis imaginar que conozco a un egocéntrico. Bueno, conozco a varios, pero éste de hoy es el puto amo de los egocéntricos y esta misma tarde he salido -mira tú por dónde- fortalecida del último e intensísimo diálogo -dame las gracias pequeña porque me esté dirigiendo a ti- que hemos mantenido. Una, que es de naturaleza humilde, no alcanza a entender las necesidades estelares de los egocéntricos. ¿No es mucho más feliz el que hace feliz a los

en el límite del mal

En el cruce, a diez metros de la gasolinera. La gasolinera completamente vacía, lo mismo que el depósito de mi coche. Nadie por la izquierda y vaya, una furgoneta por la derecha. Qué calor. Espero. Mierda, la maldita furgoneta me quita el mejor sitio, ah no, pasa de largo. Nueve coches por la izquierda y uno por la derecha. Éste sí que entra y para y me quita el sitio bueno, el de no llevar la manguerita alrededor de todo el coche. Nadie por la izquierda y otra vez ¡mierda! un coche rojo se para en el lado malo. Mierda mierda remierda. A diez metros de la gasolinera, la gasolinera se llena. Consigo cruzar la calle y me quedo en medio, calculando quién va a salir antes. Efectivamente me equivoco y ya es tarde para rectificar. Otro coche me ha quitado el sitio. Lo bueno es que estoy en el lado que me gusta. Llega el de la furgoneta a comprar el periódico. Sigo esperando. Llegan dos montañeros enamorados a comprar provisiones. Sigo esperando. Sale el de la furgoneta. El tío del coche de d

compartir

Acabo de llegar a casa con la cabeza llena de cosas, para variar. Debería irme a dormir pero (i) es que no tengo sueño y (ii) me encanta este silencio de todos durmiendo menos yo. Total, que mientras hervía el agua, de repente he descubierto que gran parte del buen humor lo proporciona compartir. Compartir momentos, compartir miradas, compartir ideas, compartir... noches, risas, penas, confidencias, ilusiones, libros, palabras, lágrimas, angustias, paseos. Compartir abrazos, compartir valores, compartir la vida en cada momento con las personas que nos rodean. Debe ser la noche, que trasciende mis pensamientos, porque normalmente soy bastante más normal que toda esta retahíla flower power que me he marcado. La noche o que hoy he pasado un buen día, de mucho compartir y pocos mocos.

ser mamita

Ser mamita es que cuando por fin vences al insomnio el chiquitín quiere vomitar voy a vomitar espera que llego voy a puaajjj y en mitad de la noche te preguntas ¿por qué? y te sientes mala persona y recompones al niño y la noche y todo a lavar y el sueño está perdido. Ni de coña lo concilias ya y olvídate del yoga y del fin de semana y de pensar gilipolleces. Ser mamita no es lo que uno espera cuando se imagina siendo mamita. En mi caso me creía haciendo tartas y comiditas, bailando entre la harina, con delantalitos de colorines y flores. Todo rosa y fácil. Pero después de limpiar el primer intento empecé a ver la cosa desde la perspectiva de la mamita real. Ser mamita es quedarte dormida en el sillón, abrazando al chiquitín, y despertarte porque te está dando besos. También lo es meter la llave en la cerradura y no saber si abrir o quedarte un rato más fuera. Y es que ser mamita es muchas veces una contradicción monumental. Dentro de media hora iré a buscar a C al cole. La alegría de

insomnio

No puedo dormir. Demasiadas emociones en juego y la luz de la luna que llena la habitación. Repaso los últimos acontecimientos y enfermo pensando en los que quedan. Intento organizar el cerebro vía yoga, pero debe ser que aún no estoy preparada para abstraerme de la vida así como así. El caso es que tengo sueño, los ojos se me cierran, pero los pensamientos se suceden rápidos y sin control. Sonrío pensando en el fin de semana que ha pasado y de repente miierrrdaaa se me ha olvidado hacer el tutú de C. ¿Cuándo demonios tiene el baile? ¿Estoy a tiempo? ¿Conozco a alguien a quien se lo pueda encargar? ¿Por qué todo se junta en el mismo instante sideral? Lucía, querida, haz las tres respiraciones plenas, ¿ves? así está mejor. Ya mañana le das una vuelta al tutú. Ahora toca domir que llevas una semana que ya se nota en esa cara tan mala. Ay, se me clavan las horquillas en la cabeza, ¡se me han enredado! ¡se me han enredado en el pelo! Vamos a ver, mañana debate, el miércoles reunión, mañana

en resumen

Imagen
Cumplir años mola. Mola que te llamen, que te escriban, molan los regalos, mola que te canten cumpleaños feliz. Qué días tan formidables, los cumpleaños. Y ya si tienes la oportunidad de celebrarlo en lo alto de un castillo hinchable… es que no hay palabras!

van a ser los 37...

… que me caen en un par de días. Treinta y siete. Una barbaridad. Un terror. Una vida, bueno, varias. Muchas cosas. Tantas, que definitivamente mis 37 tienen que ser la causa de este arrastrar de pies con el que llevo varios días desplazándome por la vida. Se acerca el catorce de mayo. Se acerca impasible. Ya está aquí. Ya le oigo. Se acerca el catorce de mayo y me acuerdo de muchas cosas y de muchas más personas. Y me produce curiosidad este catorce, que va a ser tan diferente a los otros treinta y seis. Empiezo un nuevo año con todo por descubrir, y esta vez no soy retórica. Con los 37 se abre una puerta. Como estoy tan llorona, agradezco a todas las personas que se han dejado caer por cualquiera de los años anteriores su cariño, su presencia y su curiosidad. Todos sois parte de esto en lo que me he convertido, que es bueno, a pesar de que mis pelos de bruja puedan indicar lo contrario. Aunque me revuelque en el paso del tiempo, en realidad me encanta que sea mi cumple. De hecho, est

los piraos (1ª parte)

Acontecimientos recientes me obligan a escribir sobre ese conjunto de personas que -mereciendo todos mis respetos de antemano- conforman el amplio grupo de los piraos. Los piraos no nos tienen que dar pena, no están enfermos. Sí me empiezan a producir un poco de pánico. Y es que estoy comprobando que se reproducen, aunque me faltan datos para saber si es como consecuencia directa del radón o si el fenómeno se da en otro tipo de poblaciones menos empedradas. Hoy he tenido frente a frente la causa directa de esta entrada. He hablado con uno. Le he escuchado y le he atendido con cariño. Cuando se ha ido me he quedado pensando en esto del radón y en una clasificación inicial, en la que a grandes rasgos tendríamos: Pirados con un fin . Con estos una nunca llega a tener claro si lo son o se lo hacen. Son personas que después de media hora plomiza de comentarios sin sentido llegan al grano, que suele ser de pedir. Hola, seguro que me conoces, trabajaba en Ramón ¿Cómo dices? Que trabajaba en R

el paréntesis

Imagen
Ayer decidí que me merecía un paseo bucólico por los alrededores de mi casa, y a pesar del polen y del cansancio y del mal ánimo y del calor y de las nubes y de las curvas, en un pestañeo estaba ahí, paseando entre las jaras y jugando a los indios con mis pins. La tarde fue un paréntesis. Y qué bien me sentó, por cierto, recobrar un poco la tranquilidad de un paseo sin cobertura, de probar la camita que C preparó para las hadas o de hacerme la víctima de las emboscadas de M y sus flechas de junco. Cuando atravesábamos el río a la vuelta me apeteció meter las manos en el agua y la sentí tan fría y tan metida en su papel de correr y correr que me despisté el rato justo para que C&M desaparecieran de mi vista. Cuando los encontré habían empezado una conversación interesantísima sobre tarántulas, cabras y elfos. Desconectar así es perfecto y tener la suerte de vivir en un parque regional... sensacional.

la noche me es propicia

Hoy ha sido un día de ánimo caído. Quiero creer que el persistente dolor de garganta que arrastro desde la inundación del sábado es parte de esta melancolía que siento, porque si no es así, el tema se pone feo de cara a los próximos días. De todas formas, me he puesto a escribir aquí porque me apetecía contar que pasear en una noche como ésta calma. Los perros ladran lejos, la temperatura es perfecta, huele a casi lluvia, se ven retazos de vida ocre a través de las ventanas, el aire mueve un poco el pelo mientras vienen a la cabeza otras noches como ésta o por fin relativizo el montón de problemas que me esperan en el salón. En la noche todo se aquieta, los ruidos se suavizan, las voces llegan amortiguadas por el peso del día. Cuando llegaba a casa, caminando despacio, he recordado unos versos de J.A. Goytisolo que no tienen mucho que ver conmigo hoy, pero sí con el poder de la noche siempre: (…) Aunque la historia tan sólo ha comenzado y sepa que la noche le es propicia (...) Estos ve

Cuando tu derecho choca frontalmente contra el mío

Ayer soporté una situación muy desagradable. Un vecino de mi pueblo –iba a decir que me increpó públicamente, pero lo que hizo fue agredirme verbalmente en la vía pública- me usó para canalizar todas sus frustraciones. Este señor tiene varios problemas vitales de imposible solución y eso le frustra. Y como le frustra y no se siente capaz de hacer nada al respecto utiliza el camino más corto para desahogarse: el grito. Recurrir al grito y al insulto parece que nos llena de razón, y entonces buscamos un muro sobre el que descargar nuestra rabia, unos oídos que llenar de improperios, unos ojos testigos de una boca escupidora, alguien enfrente a quien hacer temblar. Y ayer la de enfrente fui yo. Encajé estoica el mal momento más por la impresión que por un estupendísimo saber hacer. Estoy segura de que sin el elemento sorpresa, al incívico de ayer le hubiera costado mantenerme la mirada. Pero todo fue muy inesperado y de vuelta a casa y por la noche y esta mañana no hago más que pensar por

lo que me cansan los bocazas

La motosierra es el complemento básico de la mano del cachas, un macho sin palabras al que no me imagino antes de descubrir las posibilidades de la máquina de los cojones. Se acerca la primavera, se acerca la primavera, se acerca la primaverrrrrrrrmmmmmmmm el cachas ha salido del letargo. Un año más, los simpatizantes del grupo amanecer sin decibelios nos juntamos en la calle a despedazar al maldito cachas... en sentido figurado -quiero decir- porque a la hora de la verdad no hay valiente que le tosa, y es que el cachas acojona en el imaginario colectivo. Que yo sepa somos pocos los que hemos tenido la oportunidad de verle. El cachas se agazapa, se mueve con sigilo hasta que zas! interrumpe la siesta de pajaritos y chicharras con su desatada pasión por la poda. Se rumorea que su necesidad de realizarse con una motosierra comenzó hace quince años, una tarde de verano en la que no encontró nada mejor que hacer. Desde entonces ya son varios los nervios destrozados y por lo que oí ayer, d

... y lo que te rondaré

Imagen
Desde el sábado pasado he vivido situaciones nuevas y estupendas. Hoy estoy terriblemente cansada, pero contenta por todo lo que he hecho, por toda la gente a la que he conocido, por las cosas que he aprendido y por el agotamiento extremo de hoy, que me garantiza una noche ideal consagrada a supermorfeo. Por partes, el sábado me atreví con todo y hoooombrepuesssnoestuvomal. Podría haber sido mejor, pero también podría haber sido espantoso. O sea, que vale sonreír. Efectivamente, esa soy yo, por cierto, encantada de formar parte de un proyecto tan sólido y de tener la oportunidad de que mi trabajo mejore la vida de todas las personas que viven en mi pueblo. Pero esa es una historia para otro blog. Además del sábado, me entusiasma haber superado uno de mis asuntillos pendientes, haber recuperado parte de la fuerza que necesitaba para “que te vayas a la mieeeerda, pero ya”. Otro hito en la historia de mi vida. Llega con unos cuantos años de retraso, pero aún reconforta superar según qué c