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Mostrando entradas de julio, 2013

peliculitas

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En los últimos días he visto dos pelis en el cine. Las dos británicas. Una terrible terrible en todos los aspectos y otra delicada y deliciosa y preciosísima sin más. La primera -la terrible- se llama Turistas y obedeció a un impulso de ultimísima hora. El resultado del impulso fue una necesidad monumental de abandonar el cine a media peli, que no se materializó por (i) vergüenza torera y (ii) esto tendrá algún sentido y pienso encontrarselo... a ver si me lo voy a perder.   Es una road movie en caravana, a lo Thelma y Louise pero con Chris y Tina, un par de desequilibrados que en fin. El argumento de la "comedia británica más hilarante de los últimos tiempos", a la sazón  "Chris quiere mostrar a su introvertida novia, Tina, su mundo, y quiere hacerlo a su manera; en un viaje por las islas británicas en su amada caravana Abbey Oxford. Pero, lo que empiezan siendo unas idílicas vacaciones, acaban convirtiéndose en una divertida y perturbadora odisea" es m

la más lista

Seguro que ahora no hay nadie. Además, está nublado. Son las 15:00h y sigo en la cama. Debería hacer algo. Seguro que ahora no hay nadie. El minuto heroico -todo lo heroico que puede ser a las 15:00h- me catapulta al armario y en un plis paseo mi tipínpordeciralgo en bikini fucsia a rabiar.   Seguro que ahora no hay nadie. La ilusión de un baño olímpico que me quite los sudores y este amodorramiento estival se va convirtiendo en sonrisa porque es domingo, son las 15:00h y seguro que ahora no hay nadie . Saco fuerza de esa ilusionada sonrisa y me pongo un algo que me tape. Cojo el último libro (no os creáis que bueno, ya os contaré) y una cosa que uso de toalla, y abro la puerta. Huele a tormenta. Fijo que ahora no hay nadie. Qué listísima soy y cuánta felicidad. Una gota. Mmmmm..... Entro en el coche. Dos gotas. Qué bien peroquébien huele. Bajo las ventanillas. Viento de tormenta. Desde la cuesta confirmo

la música del trueno y de la lluvia

Hoy he pasado una tarde deliciosa. La tarde de mis sueños. Llueve, qué digo llueve, tormentea. Los truenos son magníficos, la lluvia inesperada en el tragaluz y el cielo gris. Llueve, tormentea y he escogido un libro muy apropiado para el rato largo del té: "Té de manzanilla y otros poemas", de Katherine Mansfield. And the white sails have melted into de sailing sky Más música. La tarde arrebatadora ha resultado el descanso perfecto para una mañana extraña. Hoy he vivido una paradoja que me ha hecho pensar en la frágil solidaridad en la que vivimos. Ante una solicitud amarga de donantes de sangre, he sido la única entre 30 ó 35 personas en acercarme e intentarlo, a pesar de saber que la sangre, justo, no es lo mío. Si mi hemoglobina hubiera estado en niveles aceptables hubiera ayudado a otra persona. La gratitud infinita que he sentido cuando me han trasfundido me ha hecho ofrecerme, aún sabiendo que probablemente mi intención no iba a ser suficiente. Ahor

it hurts

Un ibuprofeno para desayunar que haga un houdini con este espantoso dolor de garganta, por favor. Despertar el día de la vuelta al trabajo con este no poder tragar no es la mejor forma de empezar nada. Me mata las ganas de dar envidia y acaba con todas las felices posibilidades del bronceado qué-bien-te-veo-se-nota-que-has-descansado-ja. El dolor de garganta me genera mal humor de mil demonios. El dolor de garganta veraniego me genera ojos de serial killer, con nefasto efecto para quienes tienen la poca fortuna de cruzar su mirada con la mía. Si ya es duro enfrentarse con uno que yo me sé, hacerlo con piedra pómez en la faringe se convierte en un metemolopeor. Para el uno y para mis ganas de disimular los sentimientos que me transmite. Pero basta. Apreciemos el lado menos negro de la situación. El dolor ha impedido que me quede dormida el día primerito y me ha regalado el té del ibuprofeno, que con tantos celsius ando más de zumos y agüitas. Reencontrarme con earl grey

volver

Me impresiona el impacto vital de siete días de mar. Siete días que me traen volando de vuelta al pueblecito del que salí y del que casi llegué a olvidarme. Esto del olvido es muy lírico, pero poco real. Lo que sí es cierto es que esta mañana he sufrido un bajonazo vital de dimensiones estratosféricas. Durante estos días, que no han estado precisamente exentos de estrés, he conseguido desconectar el enchufe que me catapulta a la realidad. Me he sentado a la orilla de un mar tardío y he disfrutado del olor, del anochecer, de la brisa, de los pies que se mojan inesperadamente, de ver a mis hijos disfrutar en un agua azul plata y del nada que hacer. Durante esos momentos (cortos, ay los pins), las preocupaciones se expanden por otras dimensiones y los doloresdepueblo se mitigan tanto que consigo relativizarlos y así zas! la vuelta al enchufe y al planeta del que procedo se convierte en una experiencia-zarandeo monumental. Supongo que antes de que acabe la semana ya estaré ento

juniolibros

Junio ha sido un mes de mucho hacer y poco sentarme. Desde mi tremendo cumpleaños aaaarrrggghhhhhhhmeacercoaloscuarenta mi vida ha sido un no parar de trabajo, planes y proyectos. He ido de oca a oca, siendo las ocas los hitos del mes. Parece (sólo parece) que la cosa terminó el sábado pasado, en la boda de mi hermanísima mini, pero mañana dirijo un plan de chicas de 12 años, que pasa por el parque Warner, pasado pisci con pinamigos y pleno, el sábado cumple de M y el domingo zuuuummmmm viajecito a la playa. Lo que es un no parar. Entre oca y oca me ha dado tiempo a dos libros: Los crímenes de la Gran Vía , de Juan Carlos Garrido Luque y Retrato de Giacometti , de James Lord. Los dos me han encantado. El primero sigue esa pasioncilla que me ha entrado ahora de leer novelas policíacas ambientadas en España. En este caso es Madrid y me resulta ideal. He tenido ocasión de recordar mi vida en el centro, ya que la comisaría de marras es la de la calle leganitos, en Plaza