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Mostrando entradas de enero, 2014

no por mucho madrugar

No madrugar debería ser un derecho fundamental, de esos del 14 al 29 más el 30.2. De proteger con la vida, vamos, si fuera menester. A quien madruga jajajajaja. A quien madruga nada. A quien madruga por defecto le tiene que ir mal. El que madruga es un pobrecillo esclavo de su vida. Me espanta madrugar. Me catapulta al planeta del mal humor. Me hunde un poco más en el colchón. El despertador es un instrumento de tortura. El despertador máquina, digo. El despertador humano también, pero dependiendo del modo y de las horas hasta puede resultar aceptable.

mis(s) perezas

Pereza es eso que me ocurre cada mañana que suena el despertador. Un no poder salir de debajo de los líos de edredones y almohadas. Pereza es una pila de cacharros para fregar. Pereza es un mueble sucio y terminar de comer y saber que los restos no se recogen solos. Pereza es salir de casa cuando fuera hace frío. Pereza es verano y verano-con todos sus grados- es mucha pereza. Pereza es una reunión que no apetece. Y la televisión. Y que me cuenten cosas que no me interesan. Estar disponible es mucha pereza. Que el teléfono suene es siempre qué pereza. La navidad es pereza. Que me molesten es pereza.

las semanas y mis cosas (I)

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Que la semana comience el 6 de enero es pichi por definición. Un gran día lleno de muchos buenos momentos, paquetitos y unos cuantos libros al montón. Que el 7 y el 8 fueran semivacaciones resultó súper. Dos días de regalo con mis pins (el segundo de rondón) en los que terminamos de montar el halcón milenario de lego, hicimos cupcakes, seguimos leyendo nuestro libro en común y fuimos muy felices juntitos los tres. Vuelta al colework el 9 que, total, ya es jueves y para más regalarme... tarde de cosas-que-hacer-antes-de-cumplir-los-cuarenta. En esta ocasión le llegó el turno a las platas. Las platas es algo que hacen las mujeres en las peluquerías. Yo soy de poco cuidarme el pelo y en las escasas ocasiones en las que entro en un antro de belleza no dejo de admirar a las bellas con platas en la cabeza, mientras ojean -indolentes y ajenas al espectáculo que son- revistas del corazón.

uno de enero

En esta hora tan boba de la siesta del primer Día del Pijama del año, estaba programando el blog como un trabajo serio al que dedicar, incluso, tiempo de preparación. Decidía los temas de los que puedo escribir periódicamente y los temas de los que puedo escribir esporádicamente. Había decidido empezar 2014 con una entrada dedicada a mis hijos -mis pins. Incluso llegué a encender el ordenar y  entrar en la página nueva tan en blanco, cuando ¡zas! C empezó a hacer piruetas a mi izquierda y M llegó enfurruñado y lo que había sido hasta entonces mi oasis de tranquilidad de 1 de enero desapareció tan rápido que ahora estoy en pleno shock furibundo y nada zen.