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Mostrando entradas de abril, 2015

blue

Así ando, como de lluvia. Mañanas como cuestas. Ansiedad de mil pares de tigretones. Altibajos formidables (ahora bailo, ahora uf). Pocas ganas de hablar. Pocas ganas, en general. Tareas que se amontonan y menos mal que ayer me sentí un poco normal. ... Os cuento. Hoy me he despertado intensita y en este vaivén de emociones mañaneras, ya digo, grisillas como de tarde de lluvia, me he preparado el tecín de sin-él-no-empiezo-el-día. Ahí estaba, dando vueltas por casa pequeña sin hacer ruido por no despertar a mis pins y qué hago pues voy a escribir un rato, a ver si me entiendo o algo.

el misterio de los calcetines y otras nimiedades

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Me vais a decir que lo de los calcetines nos pasa a todos Y tenéis razón. ¿A quién no le ha desaparecido alguna vez alguno? Es lo típico que dejas dos en el cesto de la ropa sucia y al final del proceso sólo tienes uno en el cajón. Sin embargo, mi misterio es mucho más misterioso. Millones de misterioso. Misteriosísimo.  Mis calcetines se reproducen.  Me di cuenta hace unos días, guardando la ropa. Fui a colocar unos cuantos pares y os-tras, no me cabían en el cajón. Y ahí me quedé pensando ¿desde cuándo tengo yo toda esta cantidad de calcetines?

madremía

Puede que esté entrando en la obsesión de los cuarenta. Ésa de querer sentirse joven y estupenda. O puede que esté enloqueciendo. ´ Ayer salí a correr.  Aún sigo asombrada por (i) la decisión, (ii) haber sido capaz de llevarla a cabo y (iii) el resultado. Vale que salí con una amiga y eso lo hizo todo más llevadero. Hicimos un 5-2. Ya sabéis, caminar 5 minutos, correr 2. Entre nosotros, nunca pensé que llegaría a correr los primeros dos minutos sin parar y oye-ya-si-eso-sigue-tú . Pero contra todo pronóstico lo hice. Corrí los dos primeros minutos y las siguientes 5 tandas. Y anduve 5 por 7. Y además, con cierta gracia. Nada de babas ni respiraciones agónicas. 

yo con dolor de cabeza

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Anoche no dormí especialmente bien y esta mañana he tenido un dolor de cabeza formidable. A la vista de que no iba a poder avanzar mucho desde el punto de vista -digamos- intelectual, he aprovechado este viernes para poner un poco de orden en el barullo de espacio en el que trabajo. Y ahí, mientras me dedicaba a una limpieza de papeles sin precedentes, me he descubierto mirando pensativa esa lámina que podéis ver al lado de la ventana de la foto de al lado.  Es una lámina que reproduce un cuadro maravilloso de Kandinsky. De hecho, si alguna vez me preguntaran por mis cuadros preferidos éste sin duda estaría en mi respuesta.

sopor en venecia

Llamadme hereje, pero Muerte en Venecia me parece un tostón. Vi hace unos días la película, inflada por los extraordinarios comentarios que siempre he oído de ella y nada, oyes. No me interesó nada. Acepto la música (maravillosa), acepto las imágenes preciosísimas y delicadas. Acepto Venecia. Acepto el retorno al pasado. Pero  No sé si el argumento ha quedado arcaico en este mundo de predators y matrixes o que directamente no entiendo a un hombre que desafallece de amor platónico por un quinceañero rubiales. Puede que la tensión homosexual en los años 70 tuviera un gancho que ahora no imaginamos. Y que eso, unido a la belleza evidente de las imágenes de la peli, hagan de este par largo de horas una película de culto. Puede, pero entre nosotros -adelante, soy insensible o vulgarucha- la peli es un aburrimiento sublime. Sin embargo, estoy segura que el libro del que sale es extraordinario y he decidido leerlo. Me resulta curiosa esta necesidad de leer el libro y reco