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Mostrando entradas de enero, 2016

a ver si se os ocurre algo

Llevo mucho tiempo -diría meses- sin leer por leer. Leer por puro entretenimiento. Llevo meses sin encontrar un libro que me apetezca. Y eso, amigos todos, es un rollo. Echo de menos enredarme en una historia. Echo de menos vivir con un libro merodeando en mi cabeza. Echo de menos leer. Meterme en la cama y libro. Levantarme y libro. Salir de casa y meterlo en la mochila. Leer a hurtadillas. Leer andando. Sentarme al lado del río y leer. No quiero adelantar nada, pero barrunto una gripe y me molesta profundamente no tener nada que llevarme a los ojos. Y mira que ahora con el rollo de los libros electrónicos tenemos casi todo al alcance de una pantalla táctil. Ni por esas. Empiezo a mirar, a dar vueltas, a pasar de un tema a otro, a leer reseñas.

planificar es ¡bien!

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Desde más o menos diciembre estoy como con ganas. Me apetece hacer un montón de cosas. Cosas grandes como viajes chulos y cosas pequeñas como menús semanales. Como lo del dinero (la falta) limita los viajes, de momento solo puedo contaros los menús, que no es lo mismo pero es lo que hay. A veces me disfrazo de madre responsable y me siento muy seria delante del ordenar (inciso: esto de ordenar es una aportación de mi prima C. Cuando era mini yo le daba clases de inglés y en una de ellas, hablando de ordenadores, muy seriecita me dijo algo así como I use the ordenar , en vez de the computer y ya mi cabeza registró ordenar y ahí se quedó para siempre jamás. Creo que nunca he vuelto a decir ordenador en mi vida.) Total, que decía que a veces me disfrazo de madre y me siento delante del ordenar para decidir qué comemos, para apuntar con sus correspondientes 12 o 13 recordatorios las citas del dentista, para planificar fines de semana o apuntarme fechas que no debo olvidar (excursione

la palabra del día

Estoy enganchada a la Real Academia Española (RAE).  Todos estos mares y cursos de corrección en los que navego últimamente me han llevado a muchos puertos. Uno de ellos, esa parte de la web de la RAE en la que se publica la palabra del día. ¿Os imagináis? Hay una palabra del día. Cada mañana la busco. Hoy es rastafari. Otros días han sido calima, videoconferencia, recalvastro, barbirrucio, verdugazo, etc.

hoy

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Hoy me he levantado de sábado. Que parece obvio pero no lo es. Hay sábados en los que me despierto de lunes. Imaginad el horror. Pero hoy no tocaba sábado malo. Hoy tocaba despertarme con calma y quedarme un rato en la cama dando vueltas de sábado. Habitualmente me estiro durante un buen rato. Hoy no me apetecía, así que de la cama he pasado a la cocina para el té y de ahí al salón a liarme con el ordenador y el sol que entraba por la ventana. He leído las noticias, he dado vueltas por algunos blogs de mi interés y me ha apetecido millones colocar una silla delante de la terraza y sentarme a leer. Me sentía tan bien que he abierto la puerta y he disfrutado durante un buen rato del maravilloso sol de invierno de hoy. Menuda mañana espectacular.

¡Ha sido niña!

http://elyogamolamil.blogspot.com.es/

entre tornillos

Cambiar la ubicación de los muebles del salón ha generado discretos efectos colaterales con forma de tarde en ikea y noche de atornillar maderitas. Esta mañana no podía mover los brazos. Desde las palmas de las manos hasta los hombros sentía un dolor tan sordo, interno, indeterminado y morrocotudo que no me ha quedado otra que acudir, con el desayuno, al ibuprofeno. A pesar de los dolores, estoy contenta. Me he desecho de cosas que no me apetecían, mi cocina ha dado un cambio inesperado que me río yo del mío (pelo) y ahora tengo en el salón (i) un rincón "laboral" perfecto y (ii) unas tardes maravillosas mirando por las ventanas mientras ellos hacen deberes y -qué demonios- yo también. Me encantísiman todos estos cambios. Tengo muchas ganas de estar en la cocina y en el salón, de cocinar y de estudiar, de escribir, de ayudar a mis pins con sus deberes. Que no es que antes no lo hiciera, pero ahora mola más. Lo mismo instauro un cambio anual de mobiliario.

una de platas y ducha

Me he hecho lo de las platas dos veces. La primera hace un par de años (si buscáis, algo dejé caer por aquí al respecto) y la última el 5 de enero. Lo de las platas es eso que le hacen a las señoras en la peluquería. A mí siempre me ha llamado mucho la atención. No tanto como para cambiarme el color del pelo, pero sí lo suficiente como para dejarme hipnotizar temporalmente mientras hago como que leo una sobada revista de paquirris . Quién me ha visto y quién me ve, que hace cosa como de un mes pensé: "mira que soy aburrida, casi 42 años y nunca me ha dado por la locura de ponerme el pelo de colores, con lo chulo que es hacer cosas raras. Total, luego crece y, qué demonios, me lo voy a pintar morado". 

empezar

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Enero. Mes de empezar. De momento -en una crisis desternillante- he utilizado los primeros días del mes/año para (i) ponerme el pelo morado (ha quedado granate, qué le vamos a hacer) y (ii) cambiar la ubicación de todos los muebles del salón. Lo que es empezar bien, con mayúsculas y brillos. Además, he cogido rutina yoguini (estoy en día 11, veremos si llego al 21). Vamos, que casi casi he cumplido con mis propósitos de año nuevo. He aprovechado los días-puedo-dormir  para descansar millones y si no fuera porque un vendaval me ha despertado hoy a las cinquito de la mañana, ahora estaría fresca como una lechuga.