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Mostrando entradas de enero, 2017

cosas de los sueños

Hoy he tenido un sueño que sucedía en el barrio en el que crecí. Lo poco que recuerdo era como una película, con sus protas y tal. Bueno, os cuento que lo que me ha fascinado es que uno de los protagonistas era mi vecino de enfrente, que se llamaba (y supongo que se seguirá llamando) César. En el descansillo de mi casa, mis hermanos y yo convivíamos con los vecinos de al lado, dos hermanos él rubio, ella pelirroja y los de enfrente, este César que os cuento y su hermano Raúl. Que era Raúl, pero le llamábamos Rula. Todos éramos más o menos de la misma edad, pero nosotros teníamos más relación con los vecinos de al lado, probablemente porque nuestras madres habían sido amigas en la infancia y ellas tenían (y tienen) una buena relación.

un puñado de fotos

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Ayer -por fin, llevaba variooos días con las ganas- hice copias impresas de algunas de las (3 000) fotos que hice en USA. Y esto, compañeros, es algo que no hacía desde hace pfffff no sabría ni decir los años. Y ahora que tengo las fotos en casa pienso que debería hacerlo más a menudo. Desde que tenemos la posibilidad de hacer fotos con nuestros chulísimos smart phones nos hemos dejado algo por el camino. O me lo he dejado yo, que soy un desastre y a lo más que llego es a trasladarlas al ordenar cuando me da un ataque de ordenar fotos. Desde 2012, creo, guardo anualmente las fotos que hago en dos carpetas. Una con subcarpetas por razón de la foto (viajes, cumples, cosas de casa, en fin) y otra que llamo selección (del año en cuestión) y que en un mundo de fantasía pretendo convertir en un álbum o imprimir y poner por la casa o yo qué sé.

los días de invierno que no

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Los días blancos de invierno me producen una pereza monumental. Tener que salir no ya de casa... de la cama, tener que salir, decía, a mañanas grises, como sucias, con ese montón de vida latente, escondida, helada, pffff, se me hace muy cuesta arriba. Una vez fuera, en la calle, superada la prueba (obligación) de cerrar la puerta a lo que hubiera sido un día de invierno perfecto si no hubiéramos tenido que abrirla, con las manos en los bolsillos, la capucha bien puesta, el andar rápido y la nariz roja la cosa ya no tiene remedio, así que vamos a disfrutar. Y lo intento, y lo consigo hasta que una mirada hacia la izquierda me devuelve al frío blanco de fuera, a las cigüeñas quietas. A esa nada fea en la que no me gusta estar. Y pienso que tengo que volver a tirarme de cabeza en el blanco de hoy y me enredo en otra espiral de pereza y dejo de mirar a la izquierda y me centro en el montón de cosas que ahora mismo son mi obligación y a veces me distraigo en el montón de cosas -otr

RIP RESPETO - una palabra que ha muerto en el siglo XXI

No salgo de mi asombro y de verdad n o sé a dónde vamos a llegar. No entiendo la profunda inquina en la que estamos sumergidos ni de  dónde sale tantísima maldad. En días como este siento una pena tan inmensa por vivir en la "Edad de la sociedad podrida"... que, aunque sea insuficiente, necesito escribir aquí sobre todo esto. Ni conocía (por supuesto) a Bimba Bosé ni la seguía ni me interesaba nada de ella. Creo que a parte de saber que era sobrina de Miguel -al que tampoco sigo especialmente- no tenía más datos sobre ella. Igual que no sabía que existía un torero que se llamaba Víctor Barrio. En este caso, ni había oído hablar de él.

crónicas de Pearland V - un viaje dentro del viaje

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Una de las cosas que hicimos durante nuestra estancia en USA fue un viajecito para conocer mejor el estado de Texas. El camino nos llevo de Houston a Dallas. De Fort Worth  a Austin, pasando por Waco, y de Austin a San Antonio. De todo lo que vimos para mí lo más especial fue Dallas. No solo lo obvio (ya medio contado), sino la ciudad en general. Supongo que porque fue el primer destino en el que pude disfrutar del contraste de  otras ciudades con Houston. Dallas, como San Antonio o Austin, son ciudades paseables. Puedes caminar, pasear, descubrir cosas chulas (edificios, parques, estatuas...), entrar y salir de sitios. Son ciudades más amigables. Y no sé por qué pienso esto, pero para mí Dallas tiene magia. Volvería sin dudarlo. Es más, me encantaría hacerlo (ojo, que con American Airlines el vuelo desde Madrid es directo) y dedicarle una buena semana (mínimo). Es una ciudad con un montón de posibilidades. Me enamoró.

me encanta la noche

Me encanta esta sensación que tengo cuando acaban los días. Las últimas recogidas, las luces tenues, el poquito organizar lo que sea de mañana, ducharme, la música que no falla, la promesa del libro que sé que me va a dormir, el silencio, asomarme a la ventana y las nubes y las estrellas, abrir la puerta para que entre miau y el frío de fuera. Me encanta la noche y me quedaría a vivir aquí. En este momento. Porque el momento de luego me gusta menos. Pffff. El momento del quinto despertatroz (que es el que me levanta), de las prisas mañaneras. de las obligaciones, de toooodo lo que hay que hacer... Ese momento me gusta menos. Ahora todo está hecho, todo tranquilo. La única perspectiva a la vista es dormir y adoro dormir. El mejor momento del día es ese meterme en la cama, suspirar y abrir el libro.

pasitos

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Domingo. Enero. Las diez y media de la noche. Friísimo fuera y calorcísimo en casa, que es guay hasta que llegue la facturísima de la luz. Me encuentro regu (pensaba que era alergia, pero va a ser flu ) y hace una hora he tenido un lamentable acceso de mal humor, de esos que no merecen nada la pena. Ahora estoy en penumbra. Los hijos encamados y gato haciéndome compañía. Quería un rato de descansar antes de meterme en la cama y leer. Más que descansar lo que estoy es esperando a que se enfríe esto del limón y la miel que me hago cuando me encuentro como hoy. Y mientras se enfría y me lo tomo, pues me siento aquí a escribir.

crónicas de Pearland IV - bordeando Houston

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Ya he contado Houston, pero hermanapequeña no vive en Houston. Conté lo de los distritos y la distancia entre ellos. Lo que no he escrito aún es que los jiustonianos viven en las zonas residenciales (a un mínimo de media hora en coche del centro ¿qué centro?) que se extienden,  más allá de lo que alcanza la vista, desde cualquiera de los distritos de Houston hacia el infinito y más allá. Mi familia vive en una de estas zonas -Pearland- que no os creáis que son cualquier cosa. Tienen ayuntamiento propio, zonas comerciales y centros que no son lo que nosotros entendemos como centro del pueblo porque la organización urbana, social, administrativa y tal es muy diferente a la nuestra. En el centro de Pearland (un cruce de dos calles repletitas de tiendas pichi) estuve tres veces y las tres con un objetivo tan determinado que ni flash . La primera ni siquiera supe que estaba en el centro de Pearland. Las otras dos, que sí, como si no. Visto y no visto. El objetivo era una librería

crónicas de pearland III - the flood

Como no todo iba a ser de rechupete, un día por la mañana se me inundó la casa de mi hermana-cuñado. Del momento recuerdo básicamente dos cosas: - el agua que no dejaba de salir del wáter - a mí haciendo la croqueta en el suelo mientras lloraba de desesperación Bueno, tres: - a mí, descalza y llorando a moco tendido, por las calles de la urbanización, con mi sobrino en la cadera, buscando a mi padre o a alguien o directamente una abducción extraterrestre. Lo que fuera, pero ya. Todo muy loco. Y como si no lo cuento aquí seguro que lo encierro en el cajón del olvido... veréis.

crónicas de Pearland II - bufanda o bikini

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El tiempo en esta zona del mundo -por lo menos en diciembre- es caos. Como cosa fija tenemos una humedad insuperable. Me contaron que el golfo de México es el mayor productor de nubes del mundo (no en vano es un golfo de tamaño considerable... más grande que España, así por comparar) y debe ser por eso (o vete tú a saber) que independientemente del frío o del calor, lo que se vive-a tope- es el modo sauna. No sé si son las nubes que aún no han cogido altura o si es la geografía pantanosa o los calores extremos del verano, con sus tormentas (¿ves? me ha faltado alguna fuerza de la naturaleza) o todo junto, pero a algo debe deberse esa sensación de humedad absoluta a la que, por otra parte, no me costó nada acostumbrarme. El caos invernal al que me refería antes de liarme con esto de las nubes es que, aunque en términos generales las temperaturas (ojo, que me limito a diciembrenero ) son agradables, primaverales y me encantísiman, de repente te despiertas una mañana con 4 gradines d

crónicas de Pearland I - Houston

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Definitivamente no recomendaría Houston como destino turístico americano. Ahora bien, si tenéis la ocasión de pasar una buena temporada en Estados Unidos, es una nada desdeñable opción. Para turisteo es una ciudad complicada. De hecho, no es una ciudad como tal sino varios centros o distritos separados entre sí con la distancia suficiente como para tardar en llegar de uno a otro media horilla más o menos (en coche, of course). O sea, que nada de salir de un hotel con las manos en los bolsillos y pasear y descubrir y seguir paseando y paradita para comer. Sin coche, en Houston, estás abocado al estancamiento más absoluto. Sin embargo es una ciudad que ofrece un montón de alternativas rechulas si estás un tiempo y tienes medio de transporte. Además de visitar el centro financiero (que sorprende por su ciudad subterránea) y el parque de las casas de época -todo muy solitario en la superficie y dinámico bajo tierra- estuvimos en el distrito de los museos, en el universitario

una de propósitos

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Ayer me preguntaba mi hermana por mis propósitos de año nuevo y después de valorar profundamente la alternativa de adelgazar veinte kilos decidí que no, que mi propósito principal para 2017 va a ser viajar y viajar. Este mes que hemos pasado en Estados Unidos ha resultado ES-PEC-TA-CU-LAR y ha avivado por mil las ganas que habitualmente tengo de descubrir nuevos sitios.  Mmm... 2016 no ha estado mal de viajes. Además de los USA, creo que he estado en Francia, en Italia (un par de veces) y en varios lugares y mares de España. Ahora no recuerdo bien, pero diría que no ha estado nada mal.