Lo nuestro con el inglés es genético

Desde ayer y durante toda una semana vive en nuestra casa Diana, una niña de Bucarest de 13 años que ha venido en un intercambio del colegio por un proyecto de Erasmus +. Estoy tan absolutamente sorprendida de lo perfectamente bien que habla en inglés que esta mañana lo he estado comentando en el trabajo y he llegado a la conclusión no de que en España tengamos un profundo problema de aprendizaje de este idioma por el método de enseñanza, que lo tenemos, sino de que definitivamente nos falta el gen.


Siempre he opinado que el método de enseñanza del inglés que utilizamos aquí es nefasto. Nos machaca con una gramática que no podemos ni procesar (he visto a mis hijos aprendiendo el past simple cuando aún no conocían los tiempos verbales en español... vamos, que ni tenían el concepto de tiempo verbal o incluso el de verbo en su propio idioma).

Nos machaca con una gramática desbordante, decía, y además nos inutiliza fonéticamente.

De verdad que desde hace muchos años tenía claro que

- Estar permanentemente pensando en decir el verbo bien (have been, had had, has gone)

y

- Saber que estás pronunciando mal (lo de nuestra pronunciación es asombroso)

nos paralizaba casi por vergüenza en cualquier conato de conversación.

Sin embargo esta mañana, después de oír a Diana, con sus 13 años, hablando como si hubiera nacido en Salisbury he llegado a la conclusión de que el problema no está en la enseñanza (que desde luego no es la mejor), sino en nosotros, los españoles, que debemos tener genéticamente modificada la capacidad de hablar en inglés por lo menos desde lo de la armada invencible.

Porque si no, no lo puedo entender.

En el pueblo en el que vivo hay dos coles y los dos tienen el sistema este bilingüe de enseñanza que -aunque doy por sentado que de bilingüe tiene cero patatero- es cierto que ha mejorado en lo que respecta al inglés que se estudiaba en la EGB aquella de los ochenta.

Aún así, cuando escucho hablar a los chicos en inglés (y repito que lo hacen infinito mejor que nosotros hace veintreinta años) no se parece en nada a lo de mi niña rumana o a los italianos que vinieron el año pasado o en general al nivel de muchos niños de otros países de habla no inglesa con los que he tratado en los últimos años.

No os digo nada de los adultos.

Por mi trabajo todos los años mantengo muchas conversaciones con gente de países tan dispares como Macedonia, Eslovenia, Austria, Alemania, Portugal, Italia, Francia, Hungría, Noruega... yo qué sé, de toda Europa. Cada uno con su acento se desenvuelven en inglés perfectamente. Sin embargo, los españoles tenemos un bloqueo monumental.

Evidentemente no todos, pero por lo que he tenido ocasión de comprobar lo mismo el 90% sí.

Lo nuestro con el inglés es increíble. Qué mal, pero qué mal se nos da (en general).

A mí me encantísima hablar en inglés y estoy disfrutando mucho de Diana en casa, porque estamos muy British tooodo el día. Es una experiencia fenomenal para Claudia y Mario. Les escucho hablar y pienso que por lo menos en mi casa no está todo perdido, aunque están a años luz de parecer de Salisbury. Por lo menos ellos tienen la suerte de que el inglés sea algo normal y común en sus vidas. Puede que yo haya mutado el gen y ellos estén creciendo con un poquito más de oído. Quién sabe.

Ojalá lleguen a disfrutar del idioma, porque solo entonces habrán ganado la batalla.

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